Fan fic de novelas romanicas de vampiros constituida por 4 historias divididas en cuentos diferentes. Se advierte que puede tener contenido adulto (+18).
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sábado, 11 de junio de 2011

Capitulo 5

Capitulo 5:

Elena ladeó la cabeza mirando a aquel chico de arriba hacia abajo. Aun no podía creer que aquel cachorro de lobo era el enorme adonis que tenía en frente de ella. Media aproximadamente 1.85, músculos marcados, piel tostada y una sonrisa que aparte de ingenua era hipnotizante, claro como no mencionar que apenas llevaba puesto unos vaqueros rasgados en la rodilla y un tanto desgastados. Sabía que los lycans eran atractivos aparte de ser unos pulgosos pero este chico superaba al estándar que uno espera de ellos, además tenía solo 16 años.

- Joder, ¿de verdad solo tienes 16?

El chico se sonrojó un poco por su comentario y en gran parte por la mirada de la rubia vampira que no tenia inhibiciones a la hora de contemplar a aquel ejemplar. Aunque ella ya había notado la incomodidad del licántropo ante su presencia y su mirada, pero no podía apartar la mirada de él. Y él, pues, tenía la misma curiosidad por ella. Había estaba observando por semanas a Zoe mientras patrullaba, pero Elena era muy diferente a la otra guerrera, que le había despertado la curiosidad por conocerla. Zoe se había limitado a ignorarlo y no hablarle porque sabía que era apenas un cachorro, en cambio la rubia no había dudado en acercársele.

- ¿Tengo algo de malo?- preguntó con tal inocencia que Elena subió la mirada a sus castaños y brillantes ojos. Ese chico cuando fuera mayor seria capas de derretir hasta un iceberg, pensó la vampira.

- Si tú tienes algo mal, pues que queda para el resto de tu especie. – murmuró para sí misma con ironía. Avanzó unos pasos hacia el, siempre con cuidado. No sabía que había detrás de esa sonrisa y mirada ingenua. – Solo me llama la atención tu imprudencia. ¿Acaso tus padres no te han enseñado que no debes acercarte ni a los vampiros ni a las sombras?

El pequeño licántropo se encogió de hombros mirando a la vampira que lo rodearlo un par de veces mirándolo, pero el siempre despreocupado. No tenia duda alguna, aquella mujer no lo lastimaría, podía sentirlo. Podía ser que se viera amenazante, en especial por esos ojos verdes que hacían a cualquiera desviar la vista, pero algo le decía que no estaba en peligro. O eso quería creer. Era un alma tan pura e inocente que podía percibir la esencia de las otras personas, sin tener ese característico prejuicio que todos tenían al ver al resto.

- Mis padres murieron cuando tenía un año, pero mi primo me lo ah dicho como mil veces. No te acerques a los vampiros, mucho menos a las sombras. Creo que notaste que no le prestó mucha atención.

Elena agradeció estar a espaldas de él en ese momento. Había metido la pata y hasta el fondo al preguntar por sus padres. Menos mal que el había respondido ya resignado al no tenerlos con él.

- Deberías escucharlo, grandote- lo reprendió dándole una palmada en el hombro. Definitivamente ese chico estaba hecho de acero.

- Tú no me has hecho nada y sé que no lo harías.

- Wow, alto ahí lobito. – alzó la mano deteniendo las palabras del chico. – Tuviste suerte esta vez. Pudiste encontrarte con una sombra o con un vampiro mas cabrón que yo y ellos no hubieran dudado

- ¿Tú alejas a los demás por prevención o simplemente es un acto reflejo?

La inocencia con la cual dijo sus palabras… no mejor dicho, la verdad a la cual le había atinado hiso que la rubia hirviera de rabia. No tenia por que darle explicaciones a un perrito que andaba curioseando por el bosque. No era profesora de primaria, menos veterinaria. Los verdes ojos fulminaron al lobo haciéndolo retroceder instintivamente un paso.

- Menos preguntas y mejor comienza a moverte. Aquí es peligroso y sin mí alrededor nadie va a salvar tu peludo trasero.

Elena se dio media vuelta y comenzó a caminar alejándose de él. Ya era hora de marcharse. Podía sentir en la piel que el sol se aproximaba. Pero unos pasos la siguieron seguido de un comentario que probaba su paciencia.

- Ves, te preocupas por mí, no eres una vampira mala- dijo con voz alzada el lobo para que pudiera escucharlo. La vampira se detuvo unos segundos mirando al cielo y preguntándole a ese ser superior que demonios había hecho para que hoy le jodieran la calma. Suspiro sonoramente recordando que era solo un crio. Un imprudente crio.

- Que tengas buen día- se limito a decir y se teletransportó justo frente su casa o mejor dicho refugio antibombas que estaba detrás del cuartel-mansión-manicomio. No tenia ánimos para ver al resto, solo quería tomar una larga ducha y caer inconsciente.


-Una, dos… de nuevo falta Elena, ¿no?

La resignación en la voz de Selene era ya habitual al contrar a las guerreras. Si no era una era la otra. Esta vez le había tocado a la pirómana faltar a la cena que supuestamente compartían todas luego de una larga noche de trabajo. Antes era una constante, ahora, simplemente un deber. Y aunque las otras dos guerreras estuvieran ahí, podía presentir que sus mentes estaban en quién demonios sabe dónde.

Sentada en la cabecera de mesa, dirigió sus ojos negros a ambas. Zoe , por como enterraba una y otra vez el tenedor en su carne, sin ni siquiera probar bocado, parecía que estaba tratando de averiguar a qué animal habían asesinado para ella. Por lo general ella comía, comentaba de su ronda y se iba a su habitación. Lo justo y necesario. Ahora ni lo justo. En cuando a Melanie, pues, ella siempre tenía buen ánimo como el de ahora, claro, que en vez de hablar y hablar, estaba con una enorme sonrisa en sus labios y callada, como si se hubiera tragado la lengua. Esa estaba en algo raro… ellas estaban en algo raro. No se atrevía a preguntar, más que nada porque sabía que no abstendría nada. Cada día era más difícil comunicarse con ellas y cada día ella iba agotando los recursos para que la familia no se desmoronara. Era una vampira, no Oprah, milagros no hacía.

- ¿Alguien va a decir algo, cualquier cosa o vamos a comer y largarnos como si fuéramos una de esas familias que tiene que comer frente a la TV solo para no hablar entre ellos?

- No estaría mal poner una TV de plasma para ver Doctor House– murmuro distraída Melanie mordisqueando un trozo de carne. Su mirada estaba pegada a un punto cualquiera como si estuviera ahí pero solo en parte.

Si Selene hubiera podido se hubiera arrancado el pelo de su negra cabellera. Era como hablar con una pared. Por lo menos una de ellas le respondía. Zoe era un zombie andante. Ni se había percatado que le había hablado. Sinceramente estaba jodidamente cansada de ser el pilar de ellas y tener que aguantar todo y a todos. Últimamente las pequeñas situaciones se estaban acumulando y afectándole más de lo esperado.

Se paró de su silla haciéndola sonar al deslizarse en el suelo. Todo el asunto de las muertas vivientes le había quitado el apetito. Se dirigió a su habitación mirando una última vez hacia la mesa. Ninguna de las dos se había inmutado. Seguían en su estado catatónico. Eso la motivo a correr por las escaleras hacia la habitación principal que era donde ella dormía. Necesitaba un largo baño de espuma o la tensión la mataría. Estaba claro que no podía dejar las cosas así. Sabía que si no hacia algo ella, ninguna de las tres lo haría. Era la carga de ser la líder además de la más estable. O eso le gustaba creer. Lo que le recordaba…

Rápidamente tomó el teléfono marcando un número que ya tenía gravado en la memoria. Mientras esperaba que contestaran se deshizo de su ropa hábilmente. Su cuerpo firme y femenino iba quedando expuesto a cada tono del teléfono. Se dirigió al baño largando el agua para que se juntara en la tina. Un par de tonos más y la persona al otro lado de la línea contestó con su característica voz ronca.

- No me digas, tú también estas a punto de meterte en la ducha y pensaste en mí.

Los pensamientos de Selene fueron a esa vez cuando ambos se metieron a la ducha y… joder, no podía dejar que sus pensamientos fueran para ese lado o debería cambiar el agua caliente por agua fría. Se sacudió mentalmente volviendo al mundo real. Odiaba el mundo real en ese momento.

- Me conoces tan bien. – dijo riendo melodiosamente. Cortó el agua al ver que la tina ya estaba en un punto adecuado. Lentamente se metió dentro cuidando de no mojar el teléfono. Podía sentir inmediatamente como el agua caliente relajaba sus músculos.

- Entonces déjame adivinar nuevamente. No me llamaste solo para hablar del clima o me equivoco.

Al otro lado de la línea se escuchaba el sonido del agua. No le mentía, el también estaba bajo de ducha. De solo pensar como corría el agua por su cuerpo formado, duro como una pared de concreto, desde su pecho hasta la punta de sus pies. Era un lindo día para ser agua.

- Insisto, me conoces muy bien.


- ¿Y Selene?- preguntó Zoe un poco confundida al verse las dos solas de un momento para otro. No había dejado de pensar en aquella sensación que perdió todo contacto con el mundo real. Al parecer Mel estaba en las mismas porque miro el puesto vacía con el plato a medio comer como si las dos hubieran estado en un transe temporal.

- Creo que fue a ver TV o algo así. No, creo que la va a traer… ni idea en realidad.

Ambas se miraron por unos segundos. Si, las dos se dieron cuanta al mismo tiempo que había estado ignorando a Selene por estar tan sumergidas en sus fantasías. La razón por la cual las dos maldijeron al unisonó era porque sabían que las cosas estaban cada vez más densas entre ellas. Estaban pasando por una de esas épocas donde cada una quería ir por su propio camino. Ya habían pasado por una antes y solo cabía decir que… antes eran cinco guerreras. Era la razón por la cual habían cambiado de ciudad en primer lugar. Seguramente la maldición las había seguido.

- Vamos a tener que hablar con ella – murmuró Mel sintiéndose completamente culpable. Por lo menos ella solía animal al resto para que la falta de comunicación pasara desapercibida. Estos últimos días había hecho mal su trabajo.

- No hay mucho que decir y lo sabes. Cada una es como una jodida caja hermética que no suelta nada ni aunque la batas con fuerza.- refunfuño Zoe mirando de reojo a Mel. No se le daba eso de la terapia de grupo así que prefería la rutina de callar hasta que sea extremadamente necesario- Dime que serás capas de decir lo que demonios te pasa a todas. Porque no nos puedes engañar, en algo andas.

Melanie se tensó notoriamente. Si ya, había intentado mantener todo escondido pero mierda, las vampiras tenían más intuición de la que le gustaba, más cuando compartían ese lazo de sangre entre ellas. La parte buena, si es que había alguna, era que no sabían en que estaba metida, solo presentía que todo no estaba como de costumbre.

- Tu también, pero no veo dando el ejemplo.

Otro de los errores de Melanie, acorralar a la bestia. Si que era buena haciendo eso y lo más gracioso es que no tenía ni la más menor idea de lo cerca que estaba siempre de recibir un ataque de la chica de cabello azul. Pero si miraba esos ojos que combinaban con su cabello notaria el fuego dentro listo para derretirla. No había nada mas que le jodiera que escuchar a Melanie meterse con ella con tal naturalidad e inocencia.

- A mí no me pasa nada y no ando en nada, solo estoy cansada- le gruño haciendo su último intento por no comerse a la vampira viva de un mordisco. Sabía que la impertinencia de Melanie haría que eso pasara en cualquier momento.

- Seguiremos en la rutina de mentir y esconder lo que pasa. Así funcionamos a la perfección, ¿no lo crees?– comentó Mel con tal naturalidad que el sarcasmo se perdía en su voz melodiosa haciéndolo más irritante para Zoe

- A ti te sale a la perfección

- Lo aprendí de ti. Eres una maestra excelente

- Jódete. – le dijo Zoe entre dientes pasándose y largándose de ahí lo más rápido que podía antes de apretar ese delicado cuello que sostenía la insoportable cabeza de Mel. Paciencia… Melanie ocupaba la mayoría de ella.

- Yo también te quiero. – le grito para que la escuchara mientras se perdía el camino que daba directamente hacia las escaleras donde anteriormente se había dirigido Selene. Solo escucho de vuelta el sonido de sus botas caminar más marcadamente. Como amaba hacerla enojar.

Ya que estaba completamente sola no le quedó de otra que levantarse y dirigiste a su habitación también. Tenía algunas cosas que averiguar en internet y aunque esas cosas se le daban mejor a Elena, era muy tarde para salir a buscarla a su prisión fuera de la mansión. El sol ya estaba apareciendo entre las montañas y no quería quedar como carbón. Por el momento lo intentaría sola. Tenía muchas cosas que hacer antes del anochecer y volver a aquel lugar a buscar ese par de ojos azules y claro… proteger a todos de las sombras. Ese trabajo era su obligación, el otro era por placer.